viernes, 28 de diciembre de 2012

The Hobbit: An Unexpected Journey

God made the petreous rocks, the arboreal trees,
tellurian earth, and stellar stars, and these
homuncular men, who walk upon the ground
with nerves that tingle touched by light and sound.

Tolkien's Mythopoeia.

Os saludo de nuevo muy afectuosamente, amiguitos del misterio.

Como no podía ser de otra manera, hoy pienso quedarme a gusto despachando a The Hobbit: An Unexpected Journey, del tal Peter Jackson. 

Al cine acudí casi cabizbajo, aguantándome la chistera con pesar, obligado por las circunstancias: ¿Cómo iba a perderme la cinéfila adaptación de uno de los relatos de mi padre espiritual? No había escapatoria: había que tragarse la bazofia jolibudiense sí o sí. No obstante, que no parezca que iba de uñas, teniendo en mente el deleznable producto que fueron esas tres entregas previas bajo el rótulo de The Lord of the Rings. Nada de eso: acudí anestesiado por el sopor digestivo y el alcohol, aguardando mi destino parsimonioso y siete euros más cerca de la pobreza. Ah, y armado con mis gafas tresdé. 

Heme ahí sentado en la sala de unos multicines cualquiera: un caballerete con chistera y capa, dispuesto a marearse como un zopenco.

Primero, procedamos con las cosas buenas: 

Los cuarenta primeros minutos disfruté como un enano. Entre todos nuestros amigos consiguieron una recreación preciosa de la novela de Tolkien: la irrupción en la vida de un acomodado hobbit de la Comarca, la cotidianidad rota por esos fortachones ansiosos de aventura y de tragarse la ubérrima despensa de Bag End. Asimismo, y aunque he leído críticas un poco tontorronas con el aspecto de los enanos, lo cierto es que a mí me han gustado mucho; se ha logrado que cada dwarf disponga de su propia condición y personalidad, y su caracterización es impecable: Sí, es cierto que Thorin era más viejo y venerable, pero este consigue transmitir óptimamente su orgullo y dignidad. Confieso que he caído rendido a los pies de Balin, por cierto: ese vetusto, sabio, entrañable y leal guerrero me ha enamorado por completo. Entre todos han logrado redimir al horroroso Gimli del desaguisado orquestado hace ya algunos años. Gandalf impecable, como siempre: desaparece el actor y da comienzo la magia de Middle Earth, lo que es de agradecer. Y Bilbo, genial; nada que ver con los mariconzuelos de las tres primeras pelis. De nuevo, -e insisto, durante esos primeros cuarenta minutos-, nuestro amigo Jackson consigue hacer verdadera magia: ambientación, actores y situaciones óptimas. We're in the Shire, fellows!

Y en cuanto a la introducción previa: the Desolation of Smaug, llanamente soberbia. La caracterización de los elfos de Mirkwood, increíble. Los preceptivos efectos especiales de la entrada del draco, apabullantes. Un acierto que Smaug no se contemple aún, que se vea como un terrible enemigo oculto, que aguarda la llegada de estos intrépidos enanos... Asimismo, que se hayan dignado a expandir el universo de The Hobbit con elementos de los Appendices, y de los Unfinished Tales, me ha parecido encomiable, aunque como todo el que lea atentamente algo sabe, se trata de una adaptación o reinterpretación de lo escrito por Tolkien: Azog muere realmente en la Batalla de Azanulbizar, y además esta War of the Dwarves and Orcs no se produjo exactamente por los vanos motivos que se insinúan en la peli; del mismo modo, la elección de un mediano por parte de Gandalf no se produjo exactamente así (aunque la explicación que se da en la peli no está nada mal). Asimismo, el protagonismo de Dáin Ironfoot se pierde a favor del de Thorin Oakenshield. No obstante, que no parezca que lo estoy criticando: se logra transmitir al espectador un hecho fundamental, cual es el de que los enanos son unas criaturas humilladas y errantes, a raíz de sus expulsiones de Khazad-dûm y de Erebor, the Lonely Mountain. Y además, su arraigado odio hacia los trasgos u orcos (un odio correspondido, además); la escenificación de esta inquina personal, y de los coletazos de la pasada y penosa guerra, se ha tratado de transmitir a través de la rivalidad entre ese Azog revivido y nuestro Thorin. Nada que decir sobre esto: el cine no es la literatura, y cada uno cuenta la película como le viene en gana. Mientras no rompan la magia tolkiniana, me da lo mismo que lo mismo me da.

Y ahora vayamos a lo malo, que se resume en esta frase efectista: It's a Hollywood film. Quiero decir, que se nota que está dirigida a la masa, tratando de que no se aburra, de que haya acción, y de hacer desaparecer de la escena aquellos episodios de la novela que podrían chirriar al espectador moderno por su calidad de "inocentes" o "infantiles" (el trance con los Trolls es un buen ejemplo). Y en fin, de tornar chapuceras algunas situaciones que de otro modo hubieran sido magníficas, como el paso por Rivendell. La quietud y la calma tras la tormenta que supone la estancia en esta Last Homely House west of the Mountains, sencillamente no se transmite (ni siquiera se busca). 

Buena parte del metraje de la película está dirigida a representar escenas de acción absurdas, como la perpetrada por los Stone Giants o la huida de la morada de los trasgos. El trasfondo de la novela radicaba precisamente en la representación del ingenio y la determinación por encima de la fuerza bruta. Se trataba de una campaña sencilla de rapiña y espionaje, a cargo de unos enanos duros de pelar y de un hobbit escurridizo, cuya vena Took le jugaba muy malas pasadas, no de unos Charles Bronsons hacha en ristre. Luego muy mal: a mí no me parecen ridículas e infantiles ni las canciones (quizás sí en su traducción española, y ni siquiera...), ni los Trolls, ni el uso del ingenio por parte de Bilbo Baggins. Adoro la literatura de Tolkien, incluidos aquellos elementos que el resto de los mortales denomina "tonterías infantiles".


El tema de "lo cómico" según el Jackson, me parece de un humor friquesco que no es en absoluto de mi gusto. Ese Radagast con cara de flipado y haciendo el tonto está de más. Aun así, no me parece nada mal la idea de introducirlo, de darle un pequeño papel protagonista, pero se trata de lo de siempre: El Jackson se toma a guasa la magia tolkiniana porque su interpretación de la literatura de aquel bendito profesor oxoniense, es la de un "friki", es decir, de una persona irreflexiva e inmadura que se fija antes en un monstruito y una espadita, que en una buena trama, o en el sentido último de las cosas.

En cuanto a su división en tres películas, es evidente que se quiere hacer caja tres veces (mola más y genera más puestos de trabajo), pero en todo caso, y desde mi humilde punto de vista, lo más honesto hubiera sido dividir el relato en dos partes, con el fin de que diera a tiempo a meter toda la trama holgadamente. Por lo demás, parece que la narración va lenta o rápida según le dé al director, y eso no está nada bien. La novela tenía sus ritmos, y no había una razón contundente para alterarlos. En pocas palabras, entretiene sin apasionar, y deja a la novela en el pedestal que le corresponde.

¿El balance final? Pues le doy un aprobado alto. De hecho, pienso comprar la peli cuando salga en deuvedé, con el fin de verla de nuevo junto con los extras, a ver qué tal está.

Nunca me cansaré de repetirlo: el universo sub-creado por Tolkien es enteramente literario; el llamado "séptimo arte" tan sólo puede acercarse levemente a tamañas construcciones fantásticas.